jueves, 16 de diciembre de 2010

Cap 3. La elegida

Así que me estaba diciendo que yo era la elegida para combatir una fuerza suprema. ¿Yo? Una simple humana. Ah no perdón, ahora soy una simple Hada-Maga o lo que sea que soy.
Me encontraba sentada en uno de los bancos de aquel parque. Era hermoso aquel lugar, apreciar los distintos colores, las hadas, los duendes. Era raro.
Tantas veces abre soñado con esto, y ahora me gustaría que fuera un sueño. Que seguramente lo era.

-Debe creer en lo que ve señorita -dijo una voz detrás de mi. Di vuelta mi cabeza y ahí se encontraba un pequeño duende. que no llegaba al metro veinte. Era muy simpático, un gorro de color amarillo que terminaba en punta, decoraba su cabeza. Los cachetes inflados y rojos, parecía un niño. Orejas largas, incluso más que las de las hadas. Una sonrisa se abría paso en su cara. -Oh lo siento, te sorprendí -dijo dando una reverencia.
-¿Por qué todos dan esa reverencia? -dije curiosa, ya que Atempa había echo lo mismo cuando se presentó en mi cuarto. El duende, me sonrío para luego pegar un salto y caer a mi lado, sentado en el banco.
-Porque eres la jefa -dijo aún más sonriente
-La jefa es Angela -dije confundida
-Si, pero vos sos la verdadera -se me acercó al oído -no te confíes tanto de ella, es buena. Pero vos tenes que estar en su lugar. -luego se alejó -Nunca un ángel fue la jefa, tu abuela lo fue. Por lo tanto tu deberías serlo. -dijo volviendo a sonreír, lo mire confundida analizando sus palabras. Ademas de la elegida era la ¿jefa? jaja, por dios esto ya parecía una locura -No, no esta loca... por favor escúchenos -me dijo el pequeño duende
-¿Lees la mente? -pregunté curiosa, como es que sabía lo que yo estaba pensando
-No, puedo ver mas allá de tu mirada. Es distinto. No puedo saber con detalle tus pensamientos y sentimientos, pero si puedo percibirlos -me explicó -es un don que tenemos los duendes con los sombreros amarillos -dijo señalando su gorro -así nos pueden identificar, es una ley de Angela, identificarnos con colores- dijo para luego salir corriendo sin despedirse.

Me sentía mareada, confundida. Tenía ganas de volver a mi casa, a mi habitación y dormir, dormir para no despertarme.
Comencé a recorrer el lugar, a investigar, del parque me tope con las calles. Las calles eran muy parecidas a las nuestras en ese caso.
Crucé una de las cuadras y en la esquina una casita demasiado pintoresca se encontraba frente a mi. Me dio mucha curiosidad quien podría vivir allí.
Me ubiqué frente a la puerta que era de color rosa chicle, con un nombre incrustado. Mas bien un apellido, "Globando" ¿qué será Globando? No lo sé y quería descubrirlo. Toqué la puerta y nadie contesto, pero me dí cuenta de que la puerta estaba abierta. La abrí un poquito y me asomé, quería entrar... en todo caso si yo tendría que ser la jefa, no debe verse mal que entré a alguna casa.
Sillones color amarillo estaban en la pequeña sala, una puerta que daba a una habitación que era el baño ya que lo decía. Me adentré un poco más y un patio enorme se abría paso frente a mi, flores de todos los tipos. Rosas, amarillas, rojas y blancas pero también azules y verdes. Era una maravilla.
Escuche ruidos, que provenían del piso de arriba, si es que mi oído no me fallaba. Subí silenciosamente la escalera de madera. Había un pasillo con 6 puertas.
Agudice el oído y me di cuenta que este venía de una de las habitaciones del fondo. Al llegar al final del pasillo había dos puertas.
Una blanca y otra celeste. Me jugué por la celeste, abrí cuidadosamente la puerta y asome mi cabeza.
Un chico alto, de pelo corto y cuerpo bien formado, no para tanto. Luces salían de sus manos para golpear un lampara y hacerla añicos, a lo que el sonrío satisfecho.
Luego con el dedo hizo un giro y una ventana que tenía unas maderas para cerrarla, se abrieron y luego el las atravesó. Lo seguí y entré por aquella ventana a una especie de gimnasio, había maquinas por doquier y muñecos.
Este apuesto chico, se dirigió a uno y con solo verlo pudo hacer que se quemara. Luego se dirigió frente a un tanque de agua, levanto sus manos hacía el y la absorbió, luego como un rayo, se dio vuelta y me mojó toda con el agua.
-Hay!! -chillé al notar que había sido descubierta y al mismo tiempo empapada. El se acercó a mi en un movimiento fugaz y me estampó contra la pared impidiéndome el paso.
-¿Qué quieres? -dijo con su rostro muy cerca del mio. Su aliento me embriagaba.
-Yyy-o -tartamudee, el tan solo con hablarme me mareaba.
-¿QUIÉN ERES? -gritó. Yo trague saliva y un poco de aire para luego cerrar los ojos y poder hablar. Ya que ver esos ojos verdes profundos, me hacía volar.
-Soy nueva en este... mundo, me trajo un hada llamada Atempa, tuve una visita con la jefa y recorrí el lugar y me encontré con esta hermosisima casa y la curiosidad me mato y luego te vi a vos y acá estoy -le explique nerviosa
-¿Cómo te llamas? -me preguntó serio
-Flora -dije agachando la cabeza. De repente el se alejo de mi para luego verme y regalarme una sonrisa. Una sonrisa perfecta, única que me hacía temblar. El hizo una reverencia, a la cual ya me estaba acostumbrada y con su voz angelical se disculpó.
-Disculpa, no sabía que Usted vendría a visitarme su majestad -dijo amablemente
-¿Su majestad? -esto de verdad se me hizo raro
-Perdón, Flora -dijo para darse vuelta -No quiero ser descortés, pero por favor. ¿Podría retirarse? -me pidió
-Si, discúlpeme a mi en todo caso, no tendría que haber entrado. -dije para luego retirarme
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Entrada corta... espero les guste (:
Muchos besos mis amigos virtuales :D
hasta la próxima
Milena...

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