domingo, 5 de mayo de 2013

Cap 25. Por la lucha.

Miré a Lían y luego a mi madre, llegó el momento del final de nuestro inesperado encuentro. Ahora, -según me habría explicado mi mamá- me despertaría nuevamente dónde estaba antes de venir aquí, y sí, me pregunto constantemente donde es "aquí" exactamente.
-¿Dónde estamos? -pregunté antes de "irme". -¿Es otra dimensión? -mi madre negó con la cabeza y sonrió de lado. 
-Estamos en el espacio que hay entre las dimensiones. En el infinito, en el vacío. -respiré hondo. Todavía nada de esto se me hacía normal. 
-¿Aquí se esconden? -volví a preguntar. Lían asintió. 
-Sí, pero procura no decirle a nadie -hizo una pausa -Nadie sabe que en este espacio podemos refugiarnos -sin más explicaciones, me pidió que cerrara mis ojos, me relajara y respirará profundo tres veces. Lo hice, y luego no recuerdo que sucedió.

Abrí mis ojos y miré el lugar donde me encontraba. Atempa se encontraba a mi lado, moviendo los dedos impacientemente y miranda hacía la puerta. Nos encontrábamos en nuestra gran casa. Atempa resopló, se dio vuelta bruscamente y me miró, sonrío. 
-Pensé que jamás volverías -dijo mientras me abrazaba. -¿Qué viste en tu sueño? -¿mi sueño? La miré confundida -Es decir, te desmallaste de la nada y reposaste allí, como si estuvieras durmiendo... tuviste un sueño -eso no fue un sueño, estaba segura. Pero no podía decirle a Atempa que estuve en el espacio infinito, en el vacío, que hay entre las dimensiones. Lían me lo había dicho. 
-Con... -pensé que era lo que le iba a decir -Con Soer -me paré abruptamente y me sentí mareada -¿Dónde está Edahi? -le pregunté mientras me dirigía a la salida de la habitación.
-Tuvo que salir de urgencia a una reunión con Angela -me di vuelta y la miré. 
-¿Él solo? -
-Sí, dijo que tenía algo importante para decirle -luego de que me dijo esto, abrí la puerta y salí de allí. Pude escuchar los pasos de Atempa corriendo detrás de mi, y luego sus gritos preguntándome que había sucedido con Soer. 
-Atem, luego te cuento, debo encontrar a mi hermano -y seguí corriendo para salir de allí. Necesitaba llegar donde Angela y Edahi. 

Toqué dos veces la puerta de la oficina de Angela, pero seguía sin responder. Resoplé, ¿dónde se había metido? Me senté en el suelo algo exhausta, ya estaba llegando la hora de la gran pelea, lo que definiría la vida de todos los seres que conocí y la mía propia. Apoyé mi cabeza en la pared y miré el techo, estaba metida en el lugar donde Angela planeaba todos sus movimientos y no lo estaba aprovechando. Miré hacía los costados y me paré lentamente, con movimientos lentos pero seguros comencé a abrir la puerta, mientras vigilaba que nadie me viera -para mi suerte la puerta de su oficina estaba sin llave- entré y cerré sin hacer ruido alguno, una vez dentro suspiré y caminé hasta el escritorio lleno de papeles y legajos ¿legajos de qué? ¿cuál es su trabajo con todas estas cosas? 
Comencé a revisarlos rápidamente y luego abrí el único cajón que tenía ese escritorio, había varios papeles de colores distintos, pero uno negro y blanco llamo poderosamente mi atención, estaba debajo de algunos papeles de los colores del arcoiris y solamente se veía una pequeña punta del pequeño papelito que luego de tomarlo me di cuenta que contenía una nota. 
"Haz las cosas bien Angela, cualquier EMERGENCIA me escribes aquí" solamente eso decía el papel, y no supe que quería decir. Podría habérselo escrito Soer, como no. Por eso tome una lapicera que escribía en blanco, como estaba escrita esa nota. 
"Te necesito" fue lo único que puse, para probar, para saber. 
¿Alguna vez escucharon el refrán "La duda mató al gato"? Pues esta vez, no mató al gato, sino que casi mata a Flora -es decir casi me mata a mi- 
De repente comencé a escuchar fuerte truenos y en la habitación se apagaron todas las luces, comencé a mirar hacía los costados, buscando la respuesta a lo que estaba sucediendo, pero antes de salir corriendo asustada del lugar apareció una luz brillante delante de mi, con forma de hombre. 
-¿Qué es lo que quieres ahora Angela? -escuche mientras la luz cobraba una forma más concreta, era la voz de Soer, esa voz gruesa y llena de maldad que solamente le hacía llegar miedo a mis venas. Pero yo era fuerte. Me paré, tenía a Soer delante mío y esta vez no era ningún "sueño". -Así que tu no eres Angela -dijo una vez de percatarse que efectivamente, no era ella. Negué. 
-Así que mis sospechas hoy, se aclarecen y se confirman. Angela no es más ni nada menos que tu cómplice -dije fuerte, para que me oyera, y mis oídos se llenaron de su malvada risa. ¿Qué vendría ahora? ¿Qué pasaría? ¿Estaría dispuesta a luchar, así sea ahora mismo? Tenía a Soer frente a frente, y puedo asegurar que el miedo me invadía completamente. No por mi, sino por la vida en todo sentido.